Escritor y dramaturgo español, Ramón María del Valle-Inclán fue uno de los grandes autores de principios de siglo XX en España, ejemplo de modernismo literario y miembro de la llamada Generación del 98.
Nacido en un pequeño pueblo gallego en el seno de una familia acomodada venida a menos, Valle-Inclán estudió en Santiago de Compostela la carrera de derecho, aunque sin demasiado interés, mostrando una mayor predisposición por la vida bohemia y las tertulias literarias.
A finales de 1889 publicó sus primeros cuentos, tanto dentro como fuera de Galicia, y es entonces cuando decide dedicarse a la literatura. Tras la muerte de su padre en 1890 abandonó los estudios y se trasladó a Madrid, donde comenzó a hacerse conocido en tertulias y cafés. Allí gana dinero con colaboraciones periodísticas y colocando algunos cuentos, pero en 1892 decide viajar a México donde seguiría ligado al mundo del periodismo, como articulista y también como traductor. Durante esta época, Valle-Inclán escribiría varios relatos, poco antes de viajar a Cuba y volver a España, de nuevo en tierras gallegas. Es en Pontevedra donde muestra su renovado ingenio y se ve influido por el decadentismo. En 1894 publicaría Femeninas, su primera antología.
Instalado en Madrid en 1896, Valle-Inclán tuvo una disputa con Manuel Bueno que desembocó en una herida que le gangrenó el brazo provocando su amputación. Su figura de manco, vestido con un poncho mexicano y con abundante barba y pelo largo, se convertiría en seña inconfundible de identidad. Poco después comienza su carrera como dramaturgo, estrenando obras como Cenizas y empieza a formar parte del movimiento de fin de siglo junto a autores como Unamuno. Llegado ya el siglo XX, Valle-Inclán publicó sus famosas Sonatas, protagonizadas por el Marqués de Bradomín y realiza su adaptación teatral. Quizá su etapa más creativa vendría a partir de 1910, con obras como Veces de Gesta o La marquesa Rosalinda, aunque recibe malas críticas y algunas de sus obras son rechazadas. Es entonces cuando la obra de Valle-Inclán se vuelve más personal y decide dedicarse a la novela.
Hay que destacar, sin duda, Tirano Banderas (1926) y, sobre todo la pieza Luces de bohemia (1920) en la que el esperpento se mezcla con la realidad del Madrid de los cafés y la cínica tradición española.
Ramón del Valle Inclán murió en Santiago de Compostela el 5 de enero de 1936.
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